lunes, 3 de agosto de 2009

El metal redondo y el papel tosco


El hombre blanco adora el metal redondo y el papel tosco. Todavía no he comprendido el porqué, pero basándome en lo que he visto puedo afirmar que la vida del hombre blanco gira al rededor de lo que llaman "dinero", lo invocan como a un Dios.
Cuando les hablas de lo pleno que es andar descalzo por la playa o de meditar saludando al sol, te tomarán por chiflado, evacuarán la conversación con dos leves movimientos de cabeza. Sonríe por tu majadería. Pero en cuanto les muestres una pieza de metal redondo o un par de papeles toscos y arrugados, entonces es cuando sus ojos se iluminan y su interés por la conversación, sea cual sea, será pleno.

Lèo

Por primera y última vez


No des por hecho que porque soy una mujer me voy a enamorar.
No creas que porque soy joven necesito que me cuiden.
No quiero escuchar que tienes lo que necesito porque, ¿cómo podrías saberlo antes que yo?
Tienes que entender lo mío,tuve una vida de locura y nadie vino a abrirme los ojos.
Tú toma lo que puedas y no te preocupes, porque cuando sienta algo no lo voy a dejar seguir.
Por favor créeme, que ya estuve en este lugar y estoy de vuelta. No busco las cosas que el amor trae, todavía estoy buscando algo superior.


No esperes que me abra y porfavor no me digas lo que crees que quiero escuchar e intenta quedar bien,sé original con tu silencio...
Por que todo lo que me puedas decir,ya me lo han dicho antes.

Nicòle

Cosas que pasan antes de dormir


Algo que me abraza la garganta provocando un nudo fantástico al pronunciar palabras, que me hace sentir frágil y me aterra es saber que te puedo perder.
Solamente pensarlo basta para que se derrumbe lo más íntimo de mí, porque como sabes puedo crear historias fácilmente sin haberlas vivido,puedo construir una pequeña pregunta en una enredadera de respuestas, puedo pensar lo que sea peor porque así soy yo.
Y eso que me llena de impotencia, de lágrimas, que me derrumba poco a poco es el miedo que empieza por perderte para siempre. Ese mismo miedo que a veces se desvanece, resurge y desaparece, del que sin saberlo no me puedo alejar, porque crece a medida que nos acercamos y crece también cuando la distancia y el tiempo permiten que te extrañe cada vez más, olvidando como sería poder separar la parte que te corresponde en mi cuerpo de mí misma. . .

Léo

Voz y piano


Si fueses una melodía, sonarías a agua de la que viaja entre los dedos, acariciándolos sin darse cuenta, muy caliente. Algo suave in crescendo, directo, arrebatador, como el sexo en una bañera de espuma rodeada de velas.
Por las mañanas serías la canción más dulce de Yann Tiersen, y en las noches, cualquier maravilla en bajito de Pavarotti. Y sé que cuando yo rozase tus cuerdas, interpretarías tu sonrisa de niño pequeño que más me gusta, la que está manchada de chocolate.

Léo