A veces hablábamos, hablábamos de verdad, y así nos queriamos. Teníamos conversaciones por teléfono con sonrisas de por medio, calladas, con los parpados bajados, con la sonrisa muy abierta,y los pensamientos muy lejos.
Y me lo contaba todo.
Sabía qué música ponerle a cada conversación, a veces su voz era música, a veces la música era su respiración,y cuando no había música, ni teléfono, ni distancia.... Quedábamos los dos.
Y juntos, éramos tan grandes que llenábamos la habitación... Y no cabía distancia, ni teléfono ni música cuando por las noches éramos menos que dos.
lunes, 26 de abril de 2010
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